diciembre 08, 2012

La tercera es la vencida

Miraba desde el último piso su vida en perspectiva. Había llegado a la conclusión de que nada de él era necesario en el mundo, de que nadie reparaba en su existencia y ni siquiera llegaría a construirse algo verdaderamente importante con él, como un hogar o una empresa. Rojo de ira se lanzó al vacío. Cayó pesadamente, pero algo amortiguó el golpe. La cabeza de un transeúnte se rompió donde el Ladrillo Suicida aterrizó. Era el segundo cuerpo que malograba sus intenciones. Lentamente, comenzó el ascenso por tercera vez.